domingo, 15 de noviembre de 2009

Las salchichas o Pedro Infante

Fui a una secundaria pública y técnica, de esas de uniforme café y que surgieron con la idea de que los alumnos tuviesen una carrera u oficio al egresar. Mi escuela, entre pueblerina y barriobajera, daba la opción de escoger entre 4 talleres: carpintería, plomería, costura y conservas de alimentos.

Desde un principio, la idea de ponerme un delantal y hacer mermeladas y quesos y cremas y chorizos y demás chingaderas por el estilo, me resultó demasiado atractiva. Así que no dudé en solicitar mi ingreso al grupo de las "cocineras" y vislumbrar mis tres años de educación secundaria, entre almíbares y chocolates.

La primera semana de clases fuí solicitado en la oficina del subdirector. Toqué la puerta:
-¿Alumno Isteri?
-Sí.
-Siéntate hijo.
-Gracias.
-¿Sabes por qué te llamé?
-No
-Es que estábamos leyendo tus papeles y creemos que hay unos errores así que queríamos preguntarte.
-Dígame.
-Verás, como sabes Isteri, en la escuela hay 4 talleres, 2 de ellos para hombrecitos, y 2 para mujercitas.¿A ti te gustan las mujercitas verdad?
-Sí, respondí.
-Bien, creo que entonces tu taller debe ser carpintería.

Y así fue como incursioné en los artes de Pepe el Toro. Por supuesto, fue un martirio cargar, tres veces por semana, durante tres años, tablones de madera que luego se volvían muebles malhechos, chuecos o inservibles. Durante ese tiempo, mis compañeras de grupo presumían las natillas y los betunes, y para mi eran un misterio la amalgama de olores que salían de su taller.

Nunca supe por qué no la armé de pedo, por qué no dije miraweymétetelaputacarpinteríaporelculode ida y vuel-ta. Creo que a los 12 años de pronto no se sabe lo que es correcto. Supongo que alguna culpa sentí por mis "afeminados" gustos.

Pero me he desquitado y aprovechado el tiempo. No hago conservas pero meterme a la cocina me causa entusiasmo adolescente y la merita verdad es que tengo un par de especialidades pa chuparse los dedos. Ustedes traigan el vino.