miércoles, 30 de septiembre de 2009

Isteri way of life

Estoy acostumbrándome a esta nueva vida de ritmos pausados y relojes con noventa segundos. Llevaba años queriendo hacer lo que hago ahora: tener tiempo suficiente para leer y escribir, escuchar noticias prácticamente todo el día, beber café y cerveza, y fumar mientras trabajo arropado en una soledad precisa y necesaria, resquebrajada a momentos por los buenos amigos y los maullidos de Matussa.

Comienzo a acostumbrarme a esto, a encontrar los nuevos ritmos. El agua no hierve a la misma temperatura cuando tienes prisa que mientras duermes. Antes, solía escribir en este blog en las noches, cuando llegaba exhausto del trabajo y era difícil priorizar entre quitarme los zapatos o encender la computadora. El blog era una fuga.

Ahora soy incapaz de escribir una línea aquí si antes no hago la pantomima de ir al trabajo y regresar para auto engañarme. Una barbaridad lo que hace uno por escribir.

Nunca he domrido demasiado. Ahora que quemo menos calorías necesito descansar menos, al parecer. Me son suficientes cinco horas. El resto de las diecinueve ponen a prueba mi capacidad para combatir el ocio. Estoy volviendo a cocinar, a reordenar mis libros y a ver series de televisión como desesperado. A veces me duran un par de día las temporadas completas.


Estoy por empezar la tercera temporada de Weeds, una comedia cagadona sobre una traficantita de yerbabuena. La serie tiene sus claroscuros, es un poco cursi y de pronto el mundo de la marihuana sólo es el pretexto para desatar pasiones ramplonas, eso diría si estuviese de malas, pero como estoy de buenas, voy a decir que tiene lo suyo, te comes las uñas y está bien ambientada.

Las series son lo único que me queda porque ya no tengo sky y Matussa ha comenzado a comerse la antena de la televisión. Lo hace durante ese par de horas en el que duermo de verdad, un día de estos se va a dar un toque en el hocico.