viernes, 6 de febrero de 2009

Canción para no temer a las arañas

Los amantes a menudo
son nada,
es el ansia que los borra y
separa,
un ímpetu caliente
como el resplandor de una luciérnaga
sin alas,
arden venas y murallas
es más roja la sangre de los
que se besan,
si las piernas rozan
rezan música de grillos,
cantos de cuna
himnos de guerra
tambores de anuncio en kilómetros
de asfalto, cal o berza;

los amantes a menudo piensan
que no existen, y esto es cierto
nadie los mira
el diablo los ignora
estamos solos, dice ella
como los alacranes
o los tules
o las vírgenes octogenarias,
estamos solos porque
sólo estamos,
con los vellos más oscuros
engarzados,
nadie nos escucha, dice él
nadie,
el estruendo de tu cuerpo, apenas
un murmullo en conferencia de sordos,
nos hay testigos para esta
ca
i
da disfrazada de delirio.
Ddlirio;

el fuego es el deseo primero,
después tu cuerpo
y más tarde tu cuerpo otra vez,
sinónimo incansable
eres de vapor
y de todos lados,
apareces en cualquier sitio
como estas letras que
dibujan tu llamado,
los amantes a menudo
extravían sus nombres y se
llaman a sí mismos
polen o cicuta,
hallazgo o tormenta,
nadie imagina que el roce de los cuerpos
es la madre del olvido,
eres el nombre que ya no sé,
un recuerdo constante
multiplicado por cien y cien
veces más hasta todo abarcarlo,
enigma de carne eres,
caligrafía de lengua milenaria
que celosa oculta el pasado,
de alguna forma todo el
polvo es tiempo y todo
tiempo es un nosotros,
quiero hallarte días atrás
primaveras atrás,
otoño tras otoño hasta descifrarte
en los ojos de todas
las mujeres del mundo,
pesquisa fragmentada en el
aire,
como esquirlas del recuerdo
que me explota,

los amantes
emanan el terror más cotidiano,
ejercen miedo al caminar
por el traspatio,
al envolverse con el pánico
sudario,
viven beben babean el miedo
a perderse y perdérselo
con ello todo,
quienes juntos amanecen son
la simiente de un árbol de
ausencia,
fruta de otoño que muere
en la garganta,
cáscara y aullido
dátil e incertidumbre
duerme cariño duerme,
ríe cariño ríe,
quizá el sueño y la boca permanezcan,
únicos,
sin más nada
suspendidos en el aire
evidencia de que fuimos
¿qué fuimos?
bola de nieve tregua constante
furia en la tierra guiño rapaz
ojo sin párpado guirnaldas
en la sien de cien cabezas sin
su cuerpo;
los amantes comúnmente
decapitan calendarios para que
no lleguen los días,
y los perros se muerdan el rabo
siempre sin parar siempre,
hasta que nada empiece y nada
concluya, un estar efímero
como aullido
de perro que sigue
siempre sin parar siempre,
como los amantes
un aullido
un estar efímero.